viernes, 5 de diciembre de 2008

MEDICAMENTOS : “ALTO COSTO –BAJA INCIDENCIA”

ASOCIACION DE SALUD PARA LOS ARGENTINOS
COMUNICADO DE PRENSA

MEDICAMENTOS : “ALTO COSTO –BAJA INCIDENCIA”

El medicamento es un bien social. Esta frase repetida hasta el cansancio por todos los trabajadores de la salud y que ha sido tomada como emblema del criterio solidario social del sanitarismo, parece perderse en los laberintos burocráticos de un Estado, que queriendo reasumir su rol ordenador y planificador, no logra desmontar los mecanismos perversos, de décadas de corrupción en el tema medicamentos.

Todos los trabajadores de la salud sabemos de que se habla cuando nos referimos a los medicamentos de alto costo y baja incidencia, son aquellos que dirigidos a determinados nichos de enfermedades, algunas con nombre y apellido de las personas que las padecen, como la enfermedad fibroquística que son 1500 enfermos en todo el país, cuyo tratamiento le cuesta a la Seguridad Social 11,000 pesos mensuales por paciente. Este medicamento vendido por droguerías, tiene precio FOB en origen de 300 dólares, sin embargo el Estado financiador último de la salud, los licita en vez de comprarlos centralizadamente. Como éste ejemplo, están además los oncológicos, los antirretrovirales, los tratamientos anti hemofílicos, entre otros.

Cuando hablamos que es el Estado a través de la Seguridad Social quien los paga, lo decimos porque todos los medicamentos mencionados son pagados por el sector público hospitalario o por las obras sociales sindicales, de aporte de salario diferido de los trabajadores. Entonces, el pueblo argentino ya sea a través de impuestos de rentas generales o de salario diferido financia la corruptela generalizada del medicamento.

Si además afirmamos que en el medicamento debe asegurase la accesibilidad y la universalización de su utilización al conjunto de la población, debemos adoptar los mecanismos que lo hagan posible. El gasto del medicamento en la Argentina es un 32% del gasto total de la salud. Uno de los mas altos del mundo, llegando a los 4000 a 5000 millones de dólares anuales, entre el gasto de bolsillo, las prepagas y la Seguridad Social.

Los mecanismos reguladores, que históricamente favorecieron a la Industria siguen limitando a dos años los vencimientos de los medicamentos, cuando la materia prima importada, ya que la Argentina no fabrica desde hace años, viene con vencimiento de 6 a 8 años. Sin dudas medidas que le sirven a la industria en su concepción de estrategia de ventas, de mercado, con rentabilidades marginales impensables en otras ramas de actividad, que llegan en algunos casos al 33,000%. Si leyó bien y no nos equivocamos en el tipeo. Cualquier medicamento de venta libre ( otra barbaridad) tiene márgenes de ganancias entre su estructura de costos directo e indirectos y el precio al público, como mínimo 1,000%. Cuando los pacientes llegan al medicamento copia en farmacias que por 10 comprimidos salen 5 pesos, no imaginan que el costo total del mismo no llega a 0,50 centavos.

Este dato lo tenemos del análisis de la Producción Pública de Medicamentos, cuyos integrantes en la Red Nacional, mas de 30 en la actualidad, ahora incorporados a la estructura de Ministerio de Salud, están dando respuestas al sector hospitalario y desde hace poco al Plan Remediar, con niveles de excelencia y calidad superiores a la Industria, por tener controles de calidad universitarios de alto prestigio internacional y estar controlados por el ANMAT como cualquier otro laboratorio del país.

La Producción pública está en condiciones de dar respuesta al conjunto del sector público hospitalario en lo referente a la atención médica primaria. Puede ser empresa testigo de precios para todos los procesos licitatorios del país, puede ser importador directo de todos los medicamentos de alto costo-baja incidencia, puede dar respuesta a las enfermedades “huérfanas”, abandonadas por ser de sectores de baja capacidad económica o porque no tienen “mercado”, como está sucediendo. Un verdadero genocidio social.

En este tipo de enfermedades como el Mal de Chagas fueron dejadas de producir las drogas, por falta de mercado, sin que el Estado tome la fórmula para dar respuesta hospitalaria a los menores en especial, del universo de 3 millones de chagásicos compatriotas nuestros con complicaciones cardiológicas o digestivas graves, si no son controlados desde la infancia. Sin embargo desde el 2007 el radanil, de ese medicamento se trata, no se fabrica mas y no fue tomado por ningún productor nacional, siendo cedida su certificación a Brasil y a su producción pública por el laboratorio productor multinacional.
Una política de medicamentos, debe enmarcarse necesariamente en un Plan Nacional de Salud, que repare la fragmentación y la diáspora de esfuerzos que genera injusticias. No debe ser solamente de atención de la enfermedad, sino que debe ser integral, protegiendo la salud como bien y derecho humano esencial, que además tiene rango constitucional ( artículo 14 de la CN). Sin embargo en tanto alumbremos dicho plan estratégico en un diseño de país que contemple un Modelo Social Solidario, el Estado debe asumir el rol de terminar con la intermediación en el medicamento y borrar la palabra “mercado” en el tratamiento de temas referidos a la salud de la población.

Integrar los subsistemas de salud, tener visión satelital del conjunto de las necesidades del país, nos debe llevar a construir mas cloacas y agua corriente que hospitales. Regular la actividad de las droguerías y la industria permitirá evitar temas como la ruta de la efedrina y otras tantas que conocemos, como los circuitos de la venta de medicamentos robados, las falsificaciones y los pases de la industria a droguerías propias para aumentar su cadena de valor.

El medicamento como bien social no puede ser mendigado, ni puede llegar atrasado frente a la angustia y el dolor que produce la enfermedad, en especial la enfermedad terminal. Los médicos no podemos ni debemos ser empleados de la industria con nuestras lapiceras temibles, ni podemos ofrecer tratamientos supuestamente de última generación, que no tienen los ensayos clínicos necesarios, ni ofrecen indicadores terapéuticos que justifiquen ni calidad de vida ni de sobrevida evaluable.

Por eso el Estado debe asumir responsablemente la responsabilidad de desmontar la madeja de corrupción codiciosa alrededor del medicamento, asumiendo su control centralizadamente, a través de los Laboratorios de Producción Pública y planificando una estrategia en el tiempo que convierta la política de salud en una Política de Estado, con Ramón Carrillo como referencia indispensable del sanitarismo, respetado en el mundo e ignorado en la Argentina como pionero de una política nacional de salud, habiendo sido el primer Ministro de Salud en nuestro país en la década de Perón.

ASPA
DR. JORGE RACHID-PRESIDENTE
DR. ADRIAN ANDREATTA- VICEPRESIDENTE
LIC. BEATRIZ BATHORI- SECRETARIA GENERAL

CABA, 5-12-08

No hay comentarios: